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El sentido de educar


 

Queridas familias:

Cerramos el mes de febrero con la alegría de la aprobación de la primera prueba felizmente superada en nuestro proceso como centro solicitante del Bachillerato Internacional.

Muchos de vosotros habréis conocido a D. Secundino Llorente, asesor del BI, quien ha conocido a fondo nuestras programaciones, profesionales, alumnos y familias. Es un gran orgullo para mí transmitiros su satisfacción y valoración de nuestro Colegio en todas sus dimensiones.

Y ahora pasamos al siguiente escalón. Así es nuestro hacer Colegio, una gran pasión de crear y marcar historia en la que todos nosotros somos gestores.

Realmente, haciendo una reflexión actual del análisis de nuestro tiempo, nos jugamos todo en la educación. Sorprende que de esto son consciente pocas instituciones y, a menudo, se llega demasiado tarde, dañando a la persona. Por eso, nosotros somos conscientes de que miramos más allá, con visión de futuro: sabemos que la educación es el ámbito clave para la formación de personalidades que no se hundan en el caos mundial y que puedan estar preparados para realizar cambios, especialmente, en la comprensión del ser humano.

Preparar en un rigor académico de altura, entregar varios idiomas, son exigencias para nuestros alumnos que se pueden aprovechar para despertar su propio desarrollo personal. De ahí que la pedagogía de Schoenstatt acompañe especialmente este proceso, consiguiendo este objetivo. “Personas hay muchas, pero personalidades pocas”, decía el padre Kentenich, poniendo de relieve el imperativo de la voz del tiempo, que reclama personas con vocación de liderazgo preparadas y dispuestas a edificar un mundo más humano.

Para hacer esto, la pedagogía de Schoenstatt se apoya sobre cinco pilares:

  1. La pedagogía de confianza, en la que el educador trata de despertar la corresponsabilidad, actitud esencial para crecer como persona autónoma y creadora.
  2. La pedagogía de las vinculaciones, que impulsa a construir relaciones cimentadas en la unión afectiva e inspiradas por el amor, que mantienen una gran continuidad. Nacen de las experiencias profundas, captan a toda la persona, su inteligencia, voluntad y sentimientos. Suelen anidar el subconsciente y mueven a actitudes y comportamientos motivados por su energía propia. No están sujetas a variaciones momentáneas, sino que se prolongan por un largo período o por toda la vida del ser humano.
  3. La pedagogía dinámica, que guía a tomar la educación como un proceso integral: abarca la totalidad de la persona y sus etapas. Si el hombre es una realidad orgánica, también el proceso de su crecimiento será orgánico. Esta «organicidad» conoce leyes que deben respetarse como modalidades de la educación: el crecimiento es lento; el crecimiento va desde dentro hacia fuera; y de una totalidad orgánica -germinal a otra totalidad, orgánica, más global.
  4. La pedagogía del ideal, que es algo más que un proyecto de vida: es la respuesta a las preguntas existenciales del ser humano: ¿Quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?
  5. Y, en la pedagogía de Alianza, Dios viene en ayuda del hombre. Éste recibe de Él la fuerza, las orientaciones, el sentido y la motivación para el proceso de cambio. La experiencia ha demostrado que toda «idea» pedagógica que conscientemente aparta los valores religiosos, tropieza con las limitaciones inherentes a la naturaleza y conduce a contradicciones intrínsecas. La pedagogía de la Alianza se funda en el adagio tomista: “La gracia presupone la naturaleza, la eleva y la perfecciona”. Mientras mejor dispuesta esté la naturaleza –es decir, más sana y reconciliada–, más fecunda será la gracia. La gracia dará plenitud a las capacidades naturales preexistentes. No hay dicotomía ni contradicción entre ambas fuentes, sino colaboración armónica.

La sistematización de estos ejes pedagógicos describe un proceso vital: se trata de aspectos de un todo. Al describir este proceso, distinguimos, para un mejor análisis y comprensión, realidades que se dan vitalmente entrelazadas y que se complementan.

Éste es nuestro sentido de ser: ésta es nuestra misión.

Un fuerte abrazo,

 

Pablo Siegrist Ridruejo

Director