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El valor de ser


Queridas familias:

Recientemente, visitaba nuestro Colegio D. Ismael Sanz, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos, donde también es vicerrector de Calidad, Ética y Buen Gobierno. Ha realizado mucha investigación en el ámbito de la economía de la educación y, a partir de su experiencia, participó en la elaboración del I Barómetro del Docente 2021 por encargo de la consultora EY Insights.

Un aporte interesante de este Barómetro, complementario del Barómetro Schoenstatt sobre Educación, humanización y futuro, ha sido cuantificar la importancia que los centros educativos tienen para el bienestar de sus propios alumnos. Durante el confinamiento obligado por la pandemia de 2020, en torno a un 30% de los alumnos españoles manifestaron haber tenido un estado de ánimo malo o muy malo. Circunstancia que cambió, radicalmente, con la reapertura de los colegios en septiembre del mismo año, cuando esa situación de malestar la percibió solo poco más del 7%. Efectivamente, como puso de manifiesto D. Álvaro Arias, responsable del Observatorio Schoenstatt, en el evento celebrado el pasado mes de febrero, reabrir los centros educativos “fue una gran decisión tanto desde el punto de vista psicoafectivo, como desde el punto de vista académico”, algo que, desgraciadamente, no sucedió en muchos países.

Descubrir un dato tan contundente nos ha llevado de nuevo a reflexionar, en nuestro Colegio, sobre la responsabilidad que tenemos, por nuestra condición de educadores, de ser mediadores para el aprendizaje y el crecimiento intelectual, afectivo y social de nuestros alumnos. El ejercicio profesional del maestro no es la mera (y necesaria) transmisión de contenidos, tan castigada por nuestra legislación reciente, si no que va más allá: es el modelo de desarrollo, el que promueve el pensamiento riguroso y crítico en el alumno, dotándolo de herramientas para descubrir la vida, responder a ella y mejorarla, permitiéndole afrontar finalmente una toma de posición personal frente a las cuestiones últimas del ser humano.

Esto pone al mismo tiempo de manifiesto, –una vez más–, la importancia del pensamiento humanístico en la educación. Apostamos por el pensamiento profundo, enraizado en lo mejor de nuestra tradición, y eso implica conocer la historia del pensamiento, las respuestas que la filosofía y las artes han aportado a nuestra civilización, la historia común, cuya ignorancia tantas veces nos ha llevado a enfrentamientos estériles, como la guerra que asola Europa hoy en día. No es casual que el diploma del Bachillerato Internacional proyectado en Nuestra Señora de Schoenstatt contenga la posibilidad de desarrollar un itinerario formativo enfocado en las humanidades.

Al final, frente a la barbarie y tantos desafíos que enfrentamos, sólo nos queda la educación. Una educación entregada por referentes sanos, armónicos, instruidos. A ser así estamos llamados cada uno de los educadores de este Colegio, pero no sólo nosotros: la misión entregada a cada padre en su hijo contiene igualmente esa llamada de excelencia. Vamos juntos en el camino.

Un fuerte abrazo,

 

Pablo Siegrist Ridruejo

Director