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Un tiempo especial para nuestro colegio


Hay momentos en la historia que Dios quiere irrumpir con su fuerza y hacernos experimentar que realmente está con nosotros, nos acompaña y ayuda.

Este año es uno de esos momentos de la historia. Celebramos el 15 de septiembre los 50 años del fallecimiento del Padre José Kentenich y la apertura del año jubilar de los 50 años de nuestro Santuario de Pozuelo.

Como Comunidad escolar, día a día, recibimos el gran tesoro de la pedagogía del Padre Kentenich y de la acción de María como Educadora en el Santuario. En este jubileo nos preparamos para recibir por multiplicado estos tesoros.

¿Quién es el Padre kentenich? ¿Cuál es su carisma?

Podemos afirmar con rotundidad que José Kentenich (1885-1968), fundador del Movimiento Apostólico de Schoenstatt, es una de las grandes figuras del siglo XX. Sacerdote, educador, más que director espiritual, padre de almas, profeta. Dotado de una inteligencia y de una sensibilidad extraordinaria, maneja la pedagogía, psicología, sociología, antropología, teología y filosofía con una soltura y un dominio innatos. Llega así a una interpretación clarividente del tiempo y del hombre actual, interpretación que se adelanta prácticamente en un siglo para dar respuestas concretas al hombre y a la sociedad de hoy, de mañana y de pasado mañana. Su genialidad es tal, que es difícil de ser abarcada y comprendida en su totalidad, aún actualmente. Percibe una paulatina desintegración interior en el hombre posmoderno, cuya raíz está en la separación, en el distanciamiento entre Dios y el hombre en su realidad cotidiana. Este proceso, llevado a sus últimas consecuencias esto es, la negación de Dios, la apostasía, conduce a la destrucción del hombre, a su desintegración, afirma el P.Kentenich. Habla del hombre desarraigado porque ha perdido el hogar, masificado, porque ya no capaz de tener opinión propia, bombardeado por mil estímulos e impresiones que le conducen a la superficialidad. La respuesta que él propone ante las crisis sociales, políticas, religiosas, económicas, morales, es una: la creación del hombre nuevo y la nueva comunidad. Un hombre que configura el mundo desde su interior, que se descubre con una misión concreta ante la historia. Una comunidad nueva que quiere formar familia, que se enriquece con la originalidad de cada uno y a la vez brinda hogar, seguridad, acompañamiento. Naturalmente a todo esto se llega a través de un vigoroso proceso de educación y de gracia.

Es así como Schoenstatt nace como un Movimiento de educadores y de educación. Su conocimiento vital de María le llevará al desarrollo de una religiosidad y de una educación desde y para la vida.

Decir María para José Kentenich es decir unión de la naturaleza y la gracia, plenitud humana, armonía entre inteligencia, afectividad, voluntad. Es decir libertad. Es firmeza y audacia. Es seguridad y cobijamiento. Es el anclaje en el mundo sobrenatural que conduce certeramente a Cristo.

Enseña a unir el diario vivir con el mundo de Dios a través de la Fe Práctica en la Divina Providencia (observar, comparar, discernir, aplicar) poniendo como modelo a María. Explica que el hombre providencialista es la alternativa a los “activitas de la historia” (el mundo comienza con ellos, no recogen la experiencia ni la sabiduría anterior) y a los “pasivistas de historia” que se sientan a contemplar cómo el mundo va a la deriva. Este hombre providencialista es el creador de historia, el hombre “con la mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de Dios”, realista e idealista a la vez, que domina la vida porque la trasciende.

Nuestro Colegio recoge esta herencia y carisma y da respuesta así a la sociedad.

Hna. María Crevillén

Jefa de Formación