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Los colegios han de adaptarse a las propiedades individuales de cada alumno


Según el Barómetro Schoenstatt sobre educación, humanización y futuro, más del 65% de las familias españolas buscan un colegio que acompañe a sus hijos en su despertar interno, ayudándole a desarrollar sus capacidades de modo personalizado para ser más competentes en el mundo adulto.

Lógicamente el ratio y el número de líneas por curso influyen directamente en la atención de cada alumno, por lo que algunas familias prefieren un colegio más pequeño, más familiar.

Según el mismo Barómetro Schoenstatt, el aumento considerable de trastornos del aprendizaje así como diferentes variables emocionales que acaban afectando directamente en el aprendizaje, exigen un mayor seguimiento por parte del profesorado e influye directamente en la dinámica del aula, en la manera de realizar los exámenes, en realizar diferentes adaptaciones curriculares,  en los criterios de evaluación… y en definitiva en el ritmo de la clase.

A estas dificultades de aprendizaje que hay que intervenir en el aula hay que añadir los alumnos que presentan altas capacidades; este tipo de alumnos requieren también de un seguimiento y en muchos de estos casos es necesario que se realice un programa de enriquecimiento desde el aula totalmente personalizado, con el fin de  mantener activa su motivación y sus ganas por aprender. Asimismo, son muchos los alumnos con estas características que requieren de un acompañamiento  externo a nivel emocional y para ello es importante tener un seguimiento y coordinación por parte de todos los profesores que trabajan con ellos.

Para cubrir todas estas necesidades es de vital importancia que el profesorado pueda apoyarse de manera transversal en diferentes departamentos para conseguir la máxima efectividad con cada alumno y con su grupo/clase. Cada departamento, desde nuestro punto de vista, aporta una visión y criterio fundamental a la hora de decidir el plan de actuación.

Los diferentes contextos en los que se desenvuelven los alumnos durante el horario escolar son muy variados y muchos momentos como los comedores, los patios… requieren de una especial atención por parte de los profesores para solventar conflictos y evitar ciertas situaciones. Aunque  es normal que en el día a día existan ciertas situaciones conflictivas, cuando el colegio es pequeño y los contextos abiertos son más controlables,  es más sencillo atajar estas situaciones.

Asimismo, cuando los alumnos comienzan a tener ciertas edades, hay momentos que es muy difícil darse cuenta porque ellos mismos buscan la manera de evitar que los profesores se enteren de algo que ha ocurrido. Si bien, cuando el colegio tiene pocas líneas y permite conocer mejor a los alumnos, o bien por la propia comunicación fluida de las familias o bien por la confianza de los alumnos en los profesores, es más fácil que este tipo de situaciones se comenten y se puedan solucionar a una mayor brevedad.

 

Cristina Peña

Responsable del Departamento de Orientación