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En Adviento preparamos nuestro corazón


En Adviento preparamos nuestro corazón

Comienza un nuevo año litúrgico y lo iniciamos con el Adviento, un tiempo de preparación, de espera y de anhelo. Es hermoso comenzar el año así, porque no solo allanamos el camino hacia la Navidad, sino también para todo lo que vendrá en este nuevo año. La espera propia de este tiempo implica acción; no debe ser pasiva. En el colegio queremos que los niños vivan esta espera activa, llena de la esperanza que nace de la confianza en la victoria. Entre todos los proyectos que realizamos en estos últimos días de clase antes de las vacaciones, hay uno que es especialmente significativo.

Como cada Navidad, Jesús vuelve a nacer en nuestro corazón. Cada niño prepara el suyo para que el Niño Dios encuentre un lugar calentito donde nacer. En Infantil, para hacer visibles sus esfuerzos, a cada niño se le entrega un corazón de cartulina en el que colocan una “pajita” cada vez que hacen un gesto de amor o un esfuerzo por Jesús, hasta llenarlo. El último día de clase, tras una entrañable búsqueda por todo el colegio, encuentran sus corazones con el Niño Jesús ya nacido, abrigado por sus esfuerzos.

En Primaria, los niños comparten estos corazones. Al terminar el Adviento, lo entregan a otra persona para decirle que todos sus esfuerzos han sido ofrecidos por ella. Es un regalo para alguien que quizá no tiene las mismas oportunidades o que necesita apoyo y oración. Cada año elegimos un proyecto vinculado a una realidad vulnerable dentro de nuestra Iglesia. El año pasado los corazones fueron para los niños de un colegio de Valencia afectado por la DANA, donde estuvo ayudando un equipo de voluntarios del colegio —alumnos, padres y personal—. Este año hemos elegido una misión en Mozambique, YOYOCA, en la que participa una de nuestras profesoras, Susana Lobo. Es una fundación que lleva adelante proyectos como la reconstrucción de un colegio, la entrega de leche a madres con sida que no pueden amamantar a sus bebés y becas para que jóvenes alumnas puedan continuar sus estudios, entre otros. Nuestros niños enviarán cartas con sus buenos deseos y con los corazones, ofreciéndoles sus esfuerzos de Adviento para darles apoyo y la fuerza de nuestra oración. Os compartimos la página web por si queréis más información: https://yoyoca.org/Aktuelles/

No hay mayor signo de victoria que la Esperanza que nació en un pesebre aquella primera Navidad. Por eso, queremos vivir este tiempo de preparación no solo de manera personal, sino también como comunidad educativa, recordando que, tengamos la edad que tengamos, nunca debemos dejar de preparar nuestro corazón. Que los niños nos contagien sus ganas de entregar con ilusión aquello que más les cuesta y que, cuando llegue la Navidad, podamos vivirla con la misma emoción que ellos.

Hermana María del Sol